Donde hemos podido oír muchas veces la explicación
de que un equipo ha perdido o le han remontado por falta de concentración,
por caída de concentración o que, por falta de concentración ha
tenido fallos garrafales, oportuno comentar el uso del término
de concentración.
¿Es un elemento que se entrena o viene innato con
cada jugador? ¿Como entrenamos la concentración?
Para
muchos expertos en el mundo del baloncesto, los elementos individuales o
generales que valoran en un jugador, son
innatos o conseguidos en el proceso de formación. Es decir, fuerza de voluntad,
autoconfianza y valor. Estos factores son universales, tanto si se trata de un
jugador en las categorías de formación como en las de rendimiento. Hay
que tener claro que el baloncesto es un deporte de alta exigencia física y
psíquica. Las necesidades del juego y la complejidad de las situaciones en que se dan obliga a una adaptación constante en las exigencias momentáneas.
Para
poder ver e interpretar estas situaciones, tenemos que estar atentos, tenemos
que estar concentrados. Cuanto más alto es el nivel de concentración, más
alto es el nivel de juego que podemos alcanzar en la competición. La velocidad
del juego, en el baloncesto moderno, obliga a rápidas y continuas
transformaciones en la atención y una comunicación constante, porque, como bien
sabemos, se trata de un deporte que combina unas características colectivas con
grandes dosis del individualismo.
En la
historia del baloncesto se puede comprobar la importancia de las cualidades
psicológicas, que en el alto rendimiento tiene tanta importancia como las
físicas. Entre ellas, la capacidad de concentración. Con un programa a largo
plazo, muy bien estructurado y ejecutado, se puede conseguir un desarrollo de
la focalización de la atención. El jugador se concentra en lo que
hace y aislándose por completo del entorno. Durante el juego, solo tiene que
percibir y procesar datos relevantes para su juego y el juego de su
equipo / cumplimiento de sus tareas.
Muchos errores se deben a fallos en la atención, hacia la actuación de los contrarios o el público, árbitros o medios. Esto se puede comprobar por la falta de confianza en el éxito final, porque deciden no finalizar una acción que ya han iniciado o, porque no seleccionan con claridad las acciones técnico-tácticas. No es nada fácil concentrarse durante un partido o durante un entrenamiento. El jugador recibe muchos estímulos, tienen que prestar atención a múltiples detalles en las complejas estructuras, las exigencias son muchas y variadas, por tanto se impone la necesidad de una adecuada comunicación y compresión en dos direcciones
- FOCALIZACIÓN, antes de actuar;
- RELAJACIÓN, tras la acción.
Durante
un partido, hay que estar atento a muchas más cosas: los bloqueos, desmarques,
cruces, pantallas, posibles líneas de pase, presión del balón, presión en caso
de finalizar el bote, tanteo, tiempo total, tiempo de ataque, etc. La
transición de una fase a la otra, representa una capacidad adquirida en un
largo proceso de entrenamiento y competición. Esta transición tiene que
ser automática y espontanea. Se puede mejorar mucho con una buena tecnología de
entrenamiento.
Violeta
contacto: deporteconpuntosycomas@gmail.com
twitter: @campos_violeta
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