La familia como clave del éxito

A menudo,  los deportistas de éxito, tienen familias que les proporcionan estímulos, disciplina, valores de logro y sobre todo amor y apoyo. En ese sentido, su papel es crucial.

 

La familia es la célula fundamental de la sociedad, y es la primera fuente de valores éticos y morales para que sus miembros se desarrollen como seres sociales estables, padres, hermanos, esposos e hijos producen un efecto en la estabilidad sicológica y afectiva del deportista, sirve como apoyo emocional y moral y se convierte en un refugio donde el deportista puede descargar emocionalmente sus problemas; está dispuesta a realizar sacrificios personales, laborales y sociales para apoyar al deportista; que en sentido positivo le ayuda a alcanzar su mejor rendimiento, pero que si es negativo le genera estrés y desconcentración. Proporciona el ambiente social principal donde el deportista desarrolla su identidad, la autoestima y la motivación necesaria para el éxito deportivo.

 La tarea del deportista: entrenar, mantener un alto compromiso y competir

 

Durante mucho tiempo se consideró que los factores biológicos innatos determinaban la excelencia y el rendimiento deportivo, entonces surgió una línea de investigación que considera que el deportista es un tablero en blanco en el que, aparte del genotipo, el aprendizaje y el entorno lo llevan a alcanzar su mayor rendimiento.En la actualidad se consideran dos tipos de factores asociados al rendimiento de los deportistas: los factores primarios asociados al rendimiento, que son parámetros con influencia directa como los genéticos, el entrenamiento y los condicionantes psicológicos; y los factores secundarios, o con influencia indirecta, en los que se incluyen los socio-culturales (influencia cultural, recursos disponibles, influencia de la familia, medios) y el entorno contextual (entrenadores, nivel competitivo).

Ahora bien, bajo la óptica del deportista, existen tareas ineludibles que lo llevan a desarrollar un alto rendimiento y resultados excelentes. En primer lugar, el entrenamiento. “Para alcanzar un nivel experto, los investigadores han detectado cuatro etapas fundamentales en materia de entrenamiento: el juego libre (diversión), el juego deliberado (cumpliendo reglas), el entrenamiento estructurado (mejorar el rendimiento) y el entrenamiento deliberado (alcanzar la maestría). Además, consideran que los deportistas de alto rendimiento cumplen la regla de los diez años,  que indica que se requieren al menos 10 años de entrenamiento planificado para alcanzar el nivel de deportista experto”

El segundo aspecto es el nivel de compromiso, lo que algunos denominan disciplina. “Se requiere un elevado compromiso por parte del deportista para poder superar todos aquellos inconvenientes que le surjan a lo largo su vida deportiva, y que le permita asumir el grado de sacrificio necesario para soportar las sesiones de entrenamiento, los desplazamientos, e incluso las lesiones” Y en este aspecto, es fundamental tener presente factores condicionantes del compromiso como son la diversión, la inversión personal, alcanzar un mayor dominio del deporte y sentirse más competente.
El verdadero deportista no nace sino que se hace, los atletas no solo están condicionados por su herencia genética, sino que deben su éxito en buena medida a la influencia que reciben de su entorno: entrenadores, familia y medios. El apoyo familiar, como soporte afectivo, es clave.

 

Violeta

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