Indudablemente, una de las Artes Marciales que más practica el llamado sexo débil es el Karate.
La mayoría de las mujeres piensan que practicar Karate-Do es sinónimo
de brutalidad y pérdida de feminidad. Esto es totalmente erróneo, en
primera instancia debido a una mala información de los medios masivos de
comunicación, que nada conocen de la cultura oriental.
Por otra parte algunos malos practicantes se encargan de asustar a
alguna ocasional mujer que decide practicar, haciendo alarde de su
superioridad física diciendo: “el karate-Do es solo para hombres”. En la
cultura china, japonesa, etc., existe algo llamado “Yin-Yan” esto se
interpreta como “La ley de los opuestos que coexisten y se complementan
entre sí”, esta es una ley natural con la cual convivimos toda nuestra
vida: el día y la noche, lo dulce y lo amargo son algunos ejemplos de
esto.
El karate-Do Kyudokan es un Arte concebido respetando “las leyes
naturales”, por lo tanto no se puede ser siempre duro, (como se cree que
es karate-Do) también es necesario ser blando, a la fuerte corresponde
lo suave y viceversa. La mujer que practica karate-Do Kyudokan
desarrolla, entre muchas otras cosas, una mayor fuerza física, sin que
signifique perder los atributos naturales femeninos, por el contrario
los potencia, como puede ser la delicadeza o hasta la misma y famosa
intuición femenina.
Cada día crece el número de practicantes femeninos al bello Arte del
Maestro Funakoshi. Esto es debido a innumerables causas, pero sea cual
sea la causa que induce a determinadas mujeres a la práctica del Karate,
es buena, ya que, por medio de estas iniciaciones, cada día contamos
con un mayor número de mujeres que sudan frecuentemente su karategui.
La mujer que se inicia en el apasionante mundo de las Artes Marciales
tiene que superar gran número de obstáculos, tanto externos como
internos. La educación de sometimiento, el temor natural de seguir un
camino no trillado y entrar a un mundo casi exclusivo de los hombres. La
creencia equivocada de que la mujer biológicamente, no es apta para
estas disciplinas o que éstas podrían masculinizarlas, es uno de los
errores más comunes.
La mujer desarrollará, por medio del Karate, el valor, la
generosidad, el estoicismo, la franqueza y todas las virtudes que sólo
los seres fuertes pueden tener.
Los beneficios, para toda mujer karateka, son similares a los de los
hombres. Pero, indudablemente, no son aceptados con la misma similitud.
Cuando nuestra sociedad acepte que la diferencia sexual debe hacerse,
únicamente, en lo que es privativo del sexo, habremos dado un paso
decisivo para la liberación, tanto del hombre como de la mujer. El
Karate da a la mujer un cuerpo sano y bello y, algo que es más
agradable, más valioso y más difícil de obtener: gracia y armonía en los
movimientos. Como uno de los mayores beneficios debemos destacar la
confianza en sí mismas, que es el fundamento de una personalidad sana. Y
no hablo de confianza en sí mismas ante una lucha callejera o un
asalto, que es una cosa accidental y que puede no ocurrir nunca; sino la
confianza que se necesita en las actividades diarias, ya sea en el
trabajo, el estudio, el hogar y las relaciones sociales.
Esta es la parte más importante, la verdadera disciplina, el “Do” de las Artes Marciales.
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