martes, 21 de julio de 2015

El Deporte debe ser honor y educación.

“Nadie puede llegar a ser grande si no asume su pequeñez”.

 

 

Bíblicamente, la soberbia fue el primer pecado que cometió el hombre. Ser soberbio literalmente significa creer que se es superior, sin embargo  jerárquicamente siempre habrá personas mejor dotadas y otras que cuenten con menos atributos tanto física como mentalmente y  otras con habilidades que equilibren y den igualdad en todos los campos de la vida, es decir, “no todos servimos para todo pero sí servimos para algo”, en el plano de la inteligencia en las virtudes deportivas y específicas de cualquier deporte, entender que si en algún momento somos mejores, llegará alguien que nos supere.
Desafortunadamente en todos los niveles del deporte se piensa que adquirir la filosofía del gran estratega del fútbol  americano Vince Lombardi “la victoria no es lo mejor, es lo único” es hacer cualquier cosa por ganar. Cierto, pero debe conseguirse honestamente sin violar los reglamentos de competencia.

Las palabras sabias caben perfectamente en la filosofía del deporte donde habitan virtudes  como  la honestidad y el respeto.



Cuando se portan los colores de un equipo y más cuando son  de  una institución y sobre todo en  el  rango  superior  el respeto es el primer valor que se pone en juego. Pero existen malos ejemplos también incluso en centros educativos o instituciones públicas  donde se recurre al “cachirulismo” con el afán de “hacer buen papel”.

Reforzarse con jugadores de muy buen nivel es algo extraordinario para los aficionados porque el nivel deportivo aumenta. Pero cuando se participa aunque sea en torneos internos, deben participar sólo miembros de la o las instituciones. El tiempo de los cachirules ya pasó; un claro ejemplo: nos quedamos fuera del mundial de fútbol Italia 90 por eso, ese fue el castigo por hacer trampa.

En el deporte amateur se nota claramente, cómo se valen de todo para sacar ventaja. Otros partícipes de estas trampas son los silbantes ,no son honestos, nada confiables y eso que son los que imparten justicia. Los equipos se compran resultados,  violan los reglamentos de manera burda.
Siendo honestos la derrota es parte del juego y muy buena para el aprendizaje porque ahí se ve la pequeñez que sostiene la grandeza del deportista. Lo correcto y lo normal es que si no se logra el objetivo,  no hacer drama sino que se analice el trabajo.

Pero no es así con trampa como se defienden los colores de un equipo o una selección o institución, sino con casta, enjundia y gallardía y en lugar de la soberbia el respeto; eso es lo que hacen los grandes equipos y los grandes deportistas.

Violeta

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